LA HISTORIA...SEGÚN EL CABALLO
No soy un héroe,
nunca lo he sido, soy una sombra, aquella sombra que se refugia y se esconde en
la inmensidad opaca de la silueta de la verdadera estrella. Vivo simulando mi
conformidad con mi vida, fingiendo a aquel que es mi mejor amigo, mi compañero
y mi hermano, que no me molesta el hecho de ser únicamente una sombra.
Conozco a Jordi desde que éramos unos críos, dos almas
mellizas unidas, solía decir él. Éramos tan amigos que seguimos el mismo camino
unidos, nos graduamos en el instituto y en la universidad juntos. Yo era el
inteligente y le ayudaba a encontrar su vía y le guiaba, él era el sociable y
el guapo, y en esa sociedad eso importaba más que mi capacidad mental.
Actualmente trabajamos en la policía, somos compañeros allí. Él tiene sus
amigos valientes que van por ahí arrestando delincuentes altamente peligrosos,
impresionando a toda la ciudad. Mi trabajo consiste en planear sus tareas, pero
claro, nadie me admira por ello. Soy simplemente la sombra de aquellas acciones
heroicas.
Jordi y yo somo un equipo, eso es lo único que me
reconforta. Lo que más me gusta de trabajar con él son nuestras intensas
conversaciones. Siempre hablamos, de cualquier cosa, cualquier tema es bueno
para conversar y sacarnos unas risas, que es lo que me mantiene a su lado,
soportando cada día más su fama y mi ignorancia por parte del mundo.
Hacía ya tres semanas
que un terrible hecho aterraba a nuestra tranquila ciudad. Un asesino andaba
suelto por ahí matando a jovencitas, todas iguales, rubias y altas. Eran unos
crímenes horribles e inhumanos. Aquel extraño y desconocido ser, estrangulaba a
aquellas muchachas y hacía con sus finos cuerpos extraños
rituales satánicos. Les regalaba
una bonita rosa, para hacer que bajaran la guardia y luego la parte más sombría
de su cerebro actuaba cruelmente.
Es curioso que les
entregase una rosa, una rosa roja como el color de la sangre que manchaba las
manos y la conciencia de ese individuo.
Convertía sus bonitas
figuras en medios de comunicación con las más oscuras penumbras. Le decían el
lagarto, porque según los rumores, habitaba en las profundidades de las cloacas subterráneas, que es donde
habían hallado todas
las víctimas. Habían
hecho varias búsquedas, pero no habían encontrado el más mínimo rastro de ese psicópata.
Intentaron encontrarle de todas las formas posibles, pero
ninguna resultó eficaz. Como decían los rumores era tan escurridizo y ágil como
un lagarto.
Al final, el Alcalde tuvo que tomar una de las más duras
decisiones, debían poner una trampa al homicida, engañarlo con un cebo. Una
chica que encajara con el prototipo de las víctimas debía dejar que la
secuestraran para así atrapar al criminal.
Decidieron hacer un
sorteo con todas las jovencitas de aspecto similar a las difuntas. El destino
gastó una irónica broma a la ciudad al hacer que la elegida fuera la hija del
Alcalde. Ella era una chica con una elevada inteligencia, la que había
enamorado por completo todos los sentidos de mi ingenuo amigo Jordi. Además era
una chica preciosa, de cabello dorado y ojos azules, con la piel fina y nívea,
y con una figura bellísima. “Es tan bonita como una rosa en primavera”, me solía decir
él. Qué sarcástico.
En seguida supe que
mi amigo nunca permitiría que ella muriera, así que me preparé para su
petición. Efectivamente me preguntó desesperadamente si quería llevar el caso,
y como fiel le soy acepté.
Inmediatamente me
encontré rebuscando en todos los informes que encontré sobre estos crímenes.
Estuve toda la noche entre datos, letras y sanguinarias fotografías. Me
consumía tanto la curiosidad de resolver el enigma de la cruel mente de ese
hombre que no paré hasta entenderla. Se trataba de un hombre muy inteligente,
tanto que se había vuelto en su contra, destruyendo la poca piedad que le
quedaba. Elaboré un plan perfecto para encontrarlo y llegó el día.
Estábamos los dos
escondidos en la cloaca esperando alguna señal que nos indicara que el
psicópata se acercaba.
De repente oímos un
grito ahogado que provenía de la boca de la amada de Jordi. El oírlo le provocó
tanto dolor y tanta desesperación que se quedó en choc. Miraba a la nada y no
movía ni un solo hueso de su fibrado cuerpo. No podía dejarle ahí, le
necesitaba para vencer al criminal. Así que me lo subí a la espalda tan bien
como mi flacucha y estremecida forma me
lo permitía y avancé hacia ese infierno. En ese momento de desesperación mil
sensaciones recorrían mi cuerpo. Mis piernas se doblaban del esfuerzo, mi
cerebro solo oía el ruido de mis botas al chocar contra el agua sucia y los
chillidos de la dama, y mis ojos solo veían esas dos figuras borrosas que a
medida que nos acercábamos se iban definiendo. En cuanto vi al monstruo
intentando matar a la bella mujer, mis fuerzas recayeron y caí al suelo
haciendo que Jordi se diera un golpe en la cabeza y le volviera la conciencia .
Desde el suelo y entre el agua sucia y lágrimas humilde me quedé observando cómo el héroe agarraba al asesino y lo arrestaba
bruscamente, luego abrazaba a la chica y le daba un
apasionante beso. Pero claro, ¿quién va a acordarse del hombrecillo que se
quedó tirado en el suelo mientras el glorioso rescataba a la dama? Nadie. Así
que me quedé ahí, observando, únicamente contemplando y volviéndome a esconder
en esa inmensa y oscura
sombra de mi amigo Jordi.
Guanyadors de 2n d’ESO D
Text: Helana Rutllant
Perfil: Nora Gorris
Perfil: Nora Gorris