dimarts, 13 de setembre del 2016

SE NOS HA IDO UN ÁNGEL

La Blanca, la parella d’en Carlos Miranda, professor del Vives el curs passat que lamentablement va morir a principis del mes d’agost, ens ha enviat una carta molt emotiva en record d’en Carlos.

San Esteban de Gormaz (Soria), 13 de agosto de 2016

Érase una bicicleta a un hombre pegado. Érase una mochililla a un hombre pegado. Éranse unos mapas, unas rutas, unos países, unos idiomas; érase Grecia, la cultura clásica a un hombre pegado; érase la música, la cocina, la gastronomía, las aves, los árboles, las montañas, los perfiles del horizonte, el sol, el amanecer, las ermitas emplazadas en lugares bucólicos, el mar, … a un hombre pegados.

Un hombre que caminaba por el mundo serenamente y en paz. En realidad, él era la Paz personificada. ¿Alguien puede decir que discutió con él alguna vez en su vida? Tenía tres pantalones y ocho camisetas y todavía pensaba que le sobraba. No necesitaba nada. Tampoco le faltaba cariño, ¡pues era tan entrañable! ¡Él te llegaba hasta las entrañas! Dejaba huella incluso en desconocidos con los que conversaba en sus múltiples viajes, en cualquier lengua.

Foto extreta de http://www.sanbur.es/2016/08/hasta-siempre-charli.html

Él no era turista, sino que exploraba pueblos y conocía a sus gentes, rehuía de tópicos típicos. Era un alma libre, valiente, positiva, ingenua hasta el límite. Era el alma más buena, más pura, auténtica, limpia. No mostraba apariencias, era la más absoluta honestidad.

Yo le dije muchas veces que éste era un mundo mejor gracias a que él vivía en él. ¿Qué podemos hacer ahora, tras su terriblemente inmensa ausencia?

He sido la mujer más afortunada del mundo. Me tocó a mí. ¡Semejante ser humano me tocó a mí! ¡Nos tocó a todos! No existe alivio para tanto desconsuelo y, sin embargo, él querría vernos a todos contentos. No nos queda más remedio que cumplir su deseo, tardemos lo que tardemos.
Al margen de religiones, si ya los sabios romanos o griegos (“que eran tan listos”) lo decían, como así lo hizo Platón, el alma permanece, aunque pierda la carcasa que la transporta y hace visible. De este modo, aun albergando la duda, quiero creerlo y tengo casi la completa convicción.

Es decir, Charli, Juan Carlos, Karolos, mi Charlitín, es un alma ingente, descomunal. Se marchó desgarrándome buena parte de mi alma, pero me dejó generosa parte de la suya. Pero tan desproporcionadamente grande tiene el alma, que dejó un gran pedazo de ésta a toda la familia y a todos los que compartieron parte de su vida.

Charli, cariñito mío, viajarás dentro de todos nosotros. Nunca te has marchado, permaneces aquí. Cuando yo abandone mi carcasa buscaré a mi buenisisisisisísima y añorada madre y tú me acompañarás dándome la bienvenida. Nos uniremos de nuevo para siempre. En esta ocasión sí nos dará tiempo a casarnos y a traer Charlitines al mundo.

Las almas buenas y llenas de amor vuelven a vivir, son necesarias en el mundo. Porque no existe bondad y maldad como pilares de nuestra existencia. Los que existen son el amor y el miedo. No es la maldad, sino el miedo, el generador de envidias, guerras, arrogancias. Hagamos como él y no tengamos miedo. El amor es mayoría, aunque sea más silencioso.

Volverás, Charli, sólo te has ido físicamente. Volveremos a vernos y abrazarnos. Por el momento, me tendré que confortar viéndote en cada pajarillo o cada árbol. Vamos a trasplantar la encinita que hiciste nacer en tu ventana, tal y como era tu deseo.

Sólo hay una palabra que puede resumir lo que todos sentimos por ti: GRACIAS.

Hasta siempre,

Tu Blanquita